Media mañana.
Tengo la horrenda constatación de que será un día de calor agobiante.
Quien suscribe, (yo, por si no se han dado cuenta): aguarda alguna unidad de transporte que se apiade de mí y me traslade hacia el Cordón; viene el 116. – ¡Qué bueno!- me digo- puesto que va por la rambla, y los otros como el 427, 145, no, y el 14 y el 104 sí pero demoran el doble.
Entonces le perdono al sol que me hizo asar como un pollo al horno en la parada bajo el techo de lata (sabemos que son lugares especiales para la concentración de elevadas temperaturas, es más, ellas son atraídas por estos refugios comunitarios).
Subo. Medio vacío, -qué bueno- me digo, así viajo sentada.
Me concentro en la difícil tarea de calcular “CUANTOSOLE” entra por la izquierda, y “CUANTOSOLE” entra por la derecha, puesto que mi objetivo no es salir de la unidad de transporte asada como el pollo del horno. Realizo mis magistrales cálculos y toca sentarme: a la derecha.
Un solo asiento, ventana ocupada, tomo el lugar, deposito mis bártulos en mi falda, vale decir cartera, y netbook. Media dormida porque anoche me quedé escribiendo hasta tarde, voy entre abombada y despierta, cuando caigo en la cuenta de que mi vecino de asiento hace mil horas que habla, y habla, y habla por celular. Estoy aletargada, pero de repente un “Hablo con Luis Alberto porque hoy estoy a mil, tengo que pasar por la sede del partido, después voy al senado…” me hace saltar como elevada por un resorte hacia una altura infinita. (¿What?, me pregunto).
Entonces saco una primera conclusión de que seguramente el vecino de asiento que habla por celular está haciendo una broma con su escucha al otro lado de su celular.
Medio dormida, no cedo un instante más de mi atención hasta que un “Tengo un día de locos, la lista está difícil tengo que reunirme con … “ (bueno no me acuerdo si era el Guapo, o el Beodo), me hace arribar a la terrible conclusión de que el homínido habla en serio.
Habla en serio, no, qué digo, casi que grita, lo leo entrelíneas: “Sho soy una persona importante, soy un político, ustedes, simples ciudadanos de cuarta, van a sus paupérrrimas oficinas, pero yo soy IMPORTANTE.”
Entonces, haciendo un esfuerzo mayúsculo giro noventa grados mi cabeza, para observar al preciado homínido del 116. “¡Claro, tonta!”- me dice mi niño interno. – “¡Si le hubieras visto “la pintita” lo habrías sacado al toque”.
Efectivamente, muy conchetamente ataviado, así, como esos imberbes que visten impecables.
Sepan queridos que impecable es IMPECABLE, y cuando digo IMPECABLE, digo que el blanco
de su remera es como el blanco ACE, tan pero tan blanco que emite radiaciones ultra violentas.
Su acento es como el de Pilarcita, o Luis Alberto Jr.
Sumida en mis elucubraciones me hallo y el individuo sigue dándole a la lata. -¿Tendrá acciones en Ancel? – me pregunto entonces, puesto que ustedes saben mis queridos que los tratos de negocios se hacen entre compañeros de país, no creo que Movistar o Claro le concedan tantos privilegios.
A todo esto, el (llamémoslo Desubicado del 116) seguía con su trascendental oratoria celularística, casi un grito desesperado para hacerse oír por la desgraciada plebe que todavía, además de tener que soportar los vapores calientes cual magma iridiscente, se llevan un plus de Oratoria Trascendental, proveniente de tan… () – Fill in the blanks- preciado homínido.
Cuando quiero acordar, el tema de su cháchara politiquera es sustituido en décimas de nanosegundos por…
¿De qué puede hablar un Desubicado Machista Homínido en el ómnibus para que “todo el mundo” lo escuche?
¡De nosotras, queridas, que les damos letra para rato! Ni siquiera tengo que concentrarme para que mis oídos perciban tan trascendental tesis acerca de nosotras, y acerca de ellos, el individuo dialoga desde un pedestal de omnipotencia machística, pobrecita la aludida, no la conozco, mas le envío el pésame por tener que soportar tan preciado imbécil.
-“Viste cómo son”- alardea el nabo –“me controla todo el día, yo le digo que tengo muchas responsabilidades, que soy un ¡Hombre Importante! ¡Soy un Político! ¡Estoy en una lista del Partido!, pero ella no entiende y me hace un escándalo porque llego tarde”- en ese momento a pesar de ser un absoluto desconocido, perdón, un absoluto Imbécil Desubicado Desconocido, me dan ganas de partirle el netbook por la cabeza, para luego poder adicionarle a su tarro varios caramelos, porque está casi vacío.
Y si creen que este magistral estudio acerca de nuestras conductas de “Mujeres”, concluye; olvídenlo. A continuación, el Desubicado del 116, procede a la descripción de un análisis de todo el colectivo Hembra, o sea, ¡Nosotras! Que somos así, y ellos (por supuesto mucho más vivos en inteligentes) asá, y comienza a nombrar frutas, entre las cuales se destacan la frambuesa y la frutilla, dando ahora un mensaje subliminal de demostración de genialidad, al comparar los puntajes de las hembras, con las frutas.
Entonces yo desesperada, y no teniendo otra cosa más para tomar nota de tan trascendentales definiciones, con excepción de mi celular, escribo todo lo que precede en el editor de mi Samsung.
A todo esto, ya el Desubicado del 116, le va diciendo a su escucha al otro lado del celular- “Te tengo que dejar, Menecucho, tengo un día a mil, ahora voy a la casa del Partido, después voy al Senado, después tengo que ver esos problemitas de los que van a ser parte de La Lista.”
Mis dedos se deslizan a la velocidad del rayo, para poder tomar nota de todas estas sesudas conclusiones, y así lleguo a la parada de Canelones y Minas, y me bajo.
Supongo, que el Desublicado del 116, habrá hablado todo el viaje, torturando a todos hasta “Ciudad Vieja”…
ESTA NOTA SE LA DEDICO A ANDREA, QUE HOY ES SU CUMPLEAÑOS, IDEOLOGA DE ESTA AHORA SI EN SERIO MAGISTRAL DEFINICIÓN DE ESOS RAROS PEINADOS HOMÍNIDOS: ¡DE-SU-BI-CA-DOS!
Anna Donner Rybak © 2011
Tengo la horrenda constatación de que será un día de calor agobiante.
Quien suscribe, (yo, por si no se han dado cuenta): aguarda alguna unidad de transporte que se apiade de mí y me traslade hacia el Cordón; viene el 116. – ¡Qué bueno!- me digo- puesto que va por la rambla, y los otros como el 427, 145, no, y el 14 y el 104 sí pero demoran el doble.
Entonces le perdono al sol que me hizo asar como un pollo al horno en la parada bajo el techo de lata (sabemos que son lugares especiales para la concentración de elevadas temperaturas, es más, ellas son atraídas por estos refugios comunitarios).
Subo. Medio vacío, -qué bueno- me digo, así viajo sentada.
Me concentro en la difícil tarea de calcular “CUANTOSOLE” entra por la izquierda, y “CUANTOSOLE” entra por la derecha, puesto que mi objetivo no es salir de la unidad de transporte asada como el pollo del horno. Realizo mis magistrales cálculos y toca sentarme: a la derecha.
Un solo asiento, ventana ocupada, tomo el lugar, deposito mis bártulos en mi falda, vale decir cartera, y netbook. Media dormida porque anoche me quedé escribiendo hasta tarde, voy entre abombada y despierta, cuando caigo en la cuenta de que mi vecino de asiento hace mil horas que habla, y habla, y habla por celular. Estoy aletargada, pero de repente un “Hablo con Luis Alberto porque hoy estoy a mil, tengo que pasar por la sede del partido, después voy al senado…” me hace saltar como elevada por un resorte hacia una altura infinita. (¿What?, me pregunto).
Entonces saco una primera conclusión de que seguramente el vecino de asiento que habla por celular está haciendo una broma con su escucha al otro lado de su celular.
Medio dormida, no cedo un instante más de mi atención hasta que un “Tengo un día de locos, la lista está difícil tengo que reunirme con … “ (bueno no me acuerdo si era el Guapo, o el Beodo), me hace arribar a la terrible conclusión de que el homínido habla en serio.
Habla en serio, no, qué digo, casi que grita, lo leo entrelíneas: “Sho soy una persona importante, soy un político, ustedes, simples ciudadanos de cuarta, van a sus paupérrrimas oficinas, pero yo soy IMPORTANTE.”
Entonces, haciendo un esfuerzo mayúsculo giro noventa grados mi cabeza, para observar al preciado homínido del 116. “¡Claro, tonta!”- me dice mi niño interno. – “¡Si le hubieras visto “la pintita” lo habrías sacado al toque”.
Efectivamente, muy conchetamente ataviado, así, como esos imberbes que visten impecables.
Sepan queridos que impecable es IMPECABLE, y cuando digo IMPECABLE, digo que el blanco
de su remera es como el blanco ACE, tan pero tan blanco que emite radiaciones ultra violentas.
Su acento es como el de Pilarcita, o Luis Alberto Jr.
Sumida en mis elucubraciones me hallo y el individuo sigue dándole a la lata. -¿Tendrá acciones en Ancel? – me pregunto entonces, puesto que ustedes saben mis queridos que los tratos de negocios se hacen entre compañeros de país, no creo que Movistar o Claro le concedan tantos privilegios.
A todo esto, el (llamémoslo Desubicado del 116) seguía con su trascendental oratoria celularística, casi un grito desesperado para hacerse oír por la desgraciada plebe que todavía, además de tener que soportar los vapores calientes cual magma iridiscente, se llevan un plus de Oratoria Trascendental, proveniente de tan… () – Fill in the blanks- preciado homínido.
Cuando quiero acordar, el tema de su cháchara politiquera es sustituido en décimas de nanosegundos por…
¿De qué puede hablar un Desubicado Machista Homínido en el ómnibus para que “todo el mundo” lo escuche?
¡De nosotras, queridas, que les damos letra para rato! Ni siquiera tengo que concentrarme para que mis oídos perciban tan trascendental tesis acerca de nosotras, y acerca de ellos, el individuo dialoga desde un pedestal de omnipotencia machística, pobrecita la aludida, no la conozco, mas le envío el pésame por tener que soportar tan preciado imbécil.
-“Viste cómo son”- alardea el nabo –“me controla todo el día, yo le digo que tengo muchas responsabilidades, que soy un ¡Hombre Importante! ¡Soy un Político! ¡Estoy en una lista del Partido!, pero ella no entiende y me hace un escándalo porque llego tarde”- en ese momento a pesar de ser un absoluto desconocido, perdón, un absoluto Imbécil Desubicado Desconocido, me dan ganas de partirle el netbook por la cabeza, para luego poder adicionarle a su tarro varios caramelos, porque está casi vacío.
Y si creen que este magistral estudio acerca de nuestras conductas de “Mujeres”, concluye; olvídenlo. A continuación, el Desubicado del 116, procede a la descripción de un análisis de todo el colectivo Hembra, o sea, ¡Nosotras! Que somos así, y ellos (por supuesto mucho más vivos en inteligentes) asá, y comienza a nombrar frutas, entre las cuales se destacan la frambuesa y la frutilla, dando ahora un mensaje subliminal de demostración de genialidad, al comparar los puntajes de las hembras, con las frutas.
Entonces yo desesperada, y no teniendo otra cosa más para tomar nota de tan trascendentales definiciones, con excepción de mi celular, escribo todo lo que precede en el editor de mi Samsung.
A todo esto, ya el Desubicado del 116, le va diciendo a su escucha al otro lado del celular- “Te tengo que dejar, Menecucho, tengo un día a mil, ahora voy a la casa del Partido, después voy al Senado, después tengo que ver esos problemitas de los que van a ser parte de La Lista.”
Mis dedos se deslizan a la velocidad del rayo, para poder tomar nota de todas estas sesudas conclusiones, y así lleguo a la parada de Canelones y Minas, y me bajo.
Supongo, que el Desublicado del 116, habrá hablado todo el viaje, torturando a todos hasta “Ciudad Vieja”…
ESTA NOTA SE LA DEDICO A ANDREA, QUE HOY ES SU CUMPLEAÑOS, IDEOLOGA DE ESTA AHORA SI EN SERIO MAGISTRAL DEFINICIÓN DE ESOS RAROS PEINADOS HOMÍNIDOS: ¡DE-SU-BI-CA-DOS!
Anna Donner Rybak © 2011
¡Notable! aunque a pesar del Desubicado,Machista,Homínido (me gustó lo de Homínido)compañero de viaje, no me vas a negar que el recorrido del 116 tiene...ese no sé qué ¿viste? Salú. ADA
ResponderEliminar