No hay duda que la Moda, y las pilchas son el fetiche del 90% de las féminas, y por supuesto, me incluyo.
La cosa empezaba cuando tu madre te anunciaba (porque tenías menos de quince, y no es como ahora que las pendex van y tienen una extensión de la tarjeta de papá o mamá): "Nos vamos de Compras".
Aquello era un festín. Sobre todo en épocas donde eran escasas las ocasiones de esas propuestas, ya que los costos de la ropa en relación a los salarios, era muy grande, y si no eras "pitucona", en tu casa no había para comprarte todas las pilchas que salieran, menos aún las de marca, si te comprabas alguna de marca era sólo una.
Era entonces cuando llegaba el sábado, y te reunías con tus amigas, cada una llevaba "todo", hacían una gran montaña y entonces cada una iba eligiendo el atuendo o para el baile en el liceo x, o para el cumpleaños de quince de Fulana.
Luego, venía una hermana mayor que sabía maquillar, y quedabas hecha una diosa.
Más allá de los cambios del mundo lo cierto es que antes, ahora y siempre la Moda (pilchas, accesorios, cosméticos), son nuestro más adorado fetiche.
Ni que hablar que el nacimiento de los Shopping, fue una verdadera "revolución".
1. ¡Podías ir a cualquier hora y el domingo estaba abierto!
2. ¡Tenías todo en un solo lugar y no había necesidad de recorrerse todo dieciocho y todas las correspondientes galerías!
Ahora resulta muy triste recorrer las otrora señoras galerías, y ver el estado en que se encuentra. La galería Yaguarón, en donde en la parte del fondo había un quiosquito redondo de bijou, donde por años estuvieron Vicky (Ahora Victoria M. Ortiz) enfrente de PK2 (Ya no existe). En 18 y Convención, JUAPAKA, (que no es la de ahora del Mall de Arocena, cuyos precios son una burla). Aclaro, por principio hay casas en las cuales no entro. MAGMA, MARGARA SHAW, VITAMINA, RICKY SARKANY porque cuando una prenda POR DEPORTE te la cobran cuatro veces más porque sí, entonces no compro. Me resulta una burla que alguien pague un artículo cuatro veces su valor (como mínimo y de ahí se llega a cualquier cifra) cuando a la salida del shopping hay gente pidiéndote para la leche.
Luego de estas profundas y magnas conclusiones, pasaré al tema central, e hilo conductor.
En los "de más" de Galería (que lo sigo religiosamente todas las semanas) decía: Tener un abrigo o tapado colorado.
¡Horror! Yo, no tenía.
No crean que lo necesitaba.
Ya tengo tapado, trench, chaqueta, camperas... pero comprenderán que siendo ultra fashion tener este invierno un abrigo colorado, carecer en el guardarropas de la mentada prenda es una tragedia mayúscula.
Por lo tanto, hace unos dos días, luego de haber visto qué bellos quedan los tapados rojos, y recordando que no tengo abrigos rojos desde los 90, que tuve un blazer colorado, y además, arribando a la terrible conclusión de que me falta un tapado de color rojo, fue que decidí, adivinen: Comprarme un tapado rojo.
Con la decisión tomada, fue que salí a una hora prudencial, serían 18 y 30, porque imaginaba que si comenzaba a caminar por 18 de julio hacia el centro, encontraría enseguida el ansiado tapado rojo.
Lo cierto es que dirigí mis pasos hacia el oeste, DC, nada rojo, toda la colección en negro, gris, verde militar y rosado. Un embole.
Lolita, todo muy interesante pero no había tapados rojos. Había verdes, anaranjados, azules; pero no rojos.
Proseguí mi marcha, pasé por tres sucursales más de DC, y otras tres de Lolita, y ¡No había tapados rojos.
Entonces me dije: seguiré más allá de la plaza Libertad, cruzaré la plaza del Entrevero, y llegaré hasta Límite, mi última esperanza.
Imaginen: Llegué a esa zona pasadas las 19 y 30, y sin perder nada de tiempo, vale decir, entrar en todas y cada una de las librerías, y estar dos horas y leerme todas las caras y contracaras de las novedades, lo cierto es que en Límite, mi última opción de satisfacer ese deseo, que se hacía cada vez más necesario, pues, tampoco había un tapado rojo.
¡Horror! Con resignación, crucé para ver la acera sur, que no había visto a la "ida", ya estaban la mitad de los locales con sus cortinas bajas, en esa hora (de 19 a 20), 18 de julio cambia.
Ustedes saben que yo de elitista; nada. Pero el ambiente se pone depresivo. Aparecen los erróneamente denominados planchas; (equívoco que se generó por tratarse los planchas de una tribu urbana de clase baja), aparecieron raros personajes.
Para colmo yo iba con tacos, y de pollera, muy abrigada con mis cancan de lana, pero lo cierto es que todos los tipos miraban mis piernas. ¡Hay que ser b. para pasearse a esa hora y mostrar las piernas y todavía pretender que no te miren! Yo, lo soy.
Emprendí la "vuelta", para entrar en los locales de "la vereda de enfrente" que aún quedaban abiertos, con la secreta esperanza de encontrar aquello que se había hecho tan imprescindible en décimas de nanosegundos, porque de lo contrario terminaría la jornada, sumamente frustrada sin mi abrigo rojo.
Caminaba, y nada. Cuestión que cruzo nuevamente la calle Río Negro y ¡opa! estaba aún abierta otra sucursal de Lolita.
Entré, sin demasiadas esperanzas, debido que si en las ene sucursales anteriores no había visto ningún tapado rojo, lo más probable era que en esa, tampoco hubiera.
Entré, giré noventa grados y... ¡había un tapado rojo! Bueno, era rojo, pero ¿cómo sería el corte? Lo más probable que de vieja, con botones, pretinas, martingala. Resignada, lo descolgué del perchero para apreciar el diseño, y para mi sorpresa, no era nada de eso, sino que todo lo contrario, medio evasé, y con tres botones arriba, botones grandes.
Además, la tela era suavecita. Miré el precio, ¡no!; me dije, es un abuso, después ando predicando contra MAGMA... pero nuevamente la providencia estaba de mi lado. Giré otros noventa grados y en un gran cartel decía: "Hoy en Lolita te descontamos el IVA".
¡Tá!- Me dije. -Me lo pruebo. ¡Me queda o me queda!.
Así que me dirigí hacia el fondo del local, las encargadas ya estaban a una para irse, o sea, no demasiado inspiradas ni demasiado simpáticas, y le pregunté a una de ellas tímidamente: "¿Me puedo probar?".
Me dijo que sí, y me mandó para el fondo, donde a esa hora, por supuesto tenía todos los probadores para mí solita.
Un talle más habría sido mejor, porque sabemos que un abrigo se usa en invierno, y entonces debajo se lleva un buzo, entonces hice mis cálculos y me dí cuenta que si bien no sería imposible usar aquel tapado rojo sin un buzo, o sacón, me quedaría bastante apretado.
Pero nada de eso importaba. Yo había encontrado el ansiado tapado rojo, y si era ese, ¡me llevaría ese! Por otro lado, me quedaba lindo, porque con una blusa y sin buzo ni saco era como que había sido hecho para mi.
Salí tan feliz por haber encontrado el tapado rojo del probador, tenía los tres botones medio descosidos, pero yo los cosería en casa.
Así que le dije a quien me había atendido: "Lo llevo".
-Ah, esperá que subo a ver si encuentro uno empaquetado- me dijo.
Pasaron unos tres minutos y bajó. Traía un tapado rojo en la mano y me dijo con cara de circunstancia: -¡Sólo me queda un "M"!.
No había caso. ¡Era mi día de suerte! - No te preocupes, esperá que me lo pruebo - le dije. La mujer obviamente me miró pensando que yo estaba loca.
Nuevamente me dirigí hacia los probadores, y ¡ese era MI tapado rojo! Ahora sí, perfecto, para usar con abrigo y sin abrigo.
Le dije: - Me llevo este, me queda mejor.
La mujer, que a esas alturas ya quería que me retirara sea como sea, me miró incrédula, mas no preguntó nada, y me mandó la la caja.
Así que así termina esta historia. Encontré mi adorado, deseado tapado rojo, y... (esto no debería escribirlo porque suena muy pedante), ¡Me queda divino!
Así termina entonces esta historia trascendental, indudablemente mi vida es un Antes del tapado rojo y Después del tapado rojo.
p.d.1. Por supuesto este mismo lunes lo estreno.
p.d.2. Al fin logré una columna como Dios manda. No esas banalidades de plebiscitos y desaparecidos, de los marxistas leninistas... ¡Qué horror!
(Chunchuña Britos Fontanal: Adorada Mimicha, ¿qué está pasando contigo? ¡Te estás volviendo una subversiva! ¿Te olvidás que son una "Del Corral Artagaveitia"?
Mimicha del Corral Artagaveitia: ¡Chunchi! ¡Me curé! ¡Es que el chico que me hace el jardín me pasa hablando de desaparecidos pobrecito, ahora que me doy cuenta ni le pregunté qué era lo que le había desaparecido, Chunchi, no entendí bien, primero creí que me hablaba de su perro, pero después me hablaba de un familiar! Le seguí la onda, es que está muy... compenetrado con su trabajo y me está dejando el jardín hecho una pinturita, pero obviamente puras patrañas, me hablaba todo el tiempo del pobre Pajarito Silveira, yo disimulando la indignación, con todo lo que está sufriendo, recluído en Livramento, y tuvo la desgracia de que los desgraciados de teledoce lo filmaron volviendo de la panadería, pobrecito, ¿acaso no tiene derecho a ir a buscarse los corazancitos de la mañana? Y bueno, vos sabés, después como sabe que sho escribo muy lindo me dijo si no podía hacerle unas columnitas y bueno... a cambio recibí... ya sabés adorada, ¡La Mejor Terapia!)
Anna Donner Rybak © 2011